El sistema tributario peruano estableció diversos regímenes para facilitar el cumplimiento fiscal según las características de cada negocio. A lo largo de los años, las empresas eligieron entre el Régimen General, el Régimen Especial y el Régimen MYPE Tributario, adaptándose a sus ingresos y obligaciones. Cada régimen presentó ventajas y restricciones específicas. El Régimen General permitió deducciones más amplias, pero exigió una mayor carga documental. El Régimen Especial simplificó la tributación, aunque limitó la aplicación de beneficios fiscales. Por su parte, el Régimen MYPE Tributario favoreció a pequeños negocios con tasas reducidas, incentivando su formalización. Los contribuyentes evaluaron constantemente el mejor régimen para su actividad, considerando factores como ingresos, gastos y crecimiento proyectado. Sin embargo, la falta de información y asesoramiento llevó a errores en la elección de régimen, afectando la carga fiscal de varios negocios. El gobierno promovió capacitaciones y herramientas digitales para facilitar la adaptación a los distintos regímenes, mejorando la recaudación y la estabilidad del sistema tributario. A pesar de estos esfuerzos, algunos sectores enfrentaron dificultades para cumplir con sus obligaciones fiscales, afectando la economía formal.