Durante la fiscalización, muchos contribuyentes incurrieron en errores que dificultaron el proceso y, en algunos casos, generaron sanciones. Uno de los problemas más frecuentes fue la falta de documentación adecuada, lo que impidió sustentar correctamente las operaciones declaradas. La omisión de facturas, contratos o registros contables completos llevó a ajustes tributarios y multas.
También se identificó el desconocimiento de normativas clave, lo que provocó declaraciones incorrectas y errores en el cálculo de tributos. La falta de preparación ante una inspección hizo que algunos contribuyentes respondieran con información desactualizada, lo que SUNAT interpretó como incumplimiento.
Otro error común fue la falta de comunicación oportuna con la administración tributaria. Algunos contribuyentes no atendieron las notificaciones dentro del plazo establecido, lo que derivó en procesos coactivos y sanciones más severas. Además, la respuesta incorrecta a requerimientos específicos generó observaciones que prolongaron el proceso fiscalizador.
Finalmente, se resaltaron estrategias que permitieron a los contribuyentes evitar estos errores, como la correcta gestión documental, el seguimiento constante de obligaciones tributarias y la asesoría especializada en casos complejos.